Mandalas
Conocerse a través de los círculos mágicos.
Colorear figuras circulares, símbolo universal e intemporal por excelencia, constituye un viaje interior de descubrimiento de uno mismo. La acción de colorear un mandala induce a la calma, a la reflexión y a la paz interior al tiempo que habla de nosotros.
El mandala es una imagen simbólica circular antiquísima muy utilizada en las religiones orientales que representa no solo el cosmos, sino también un instrumento de estudio de la personalidad del hombre, una representación de sí mismo a través de las imágenes y de los colores, un instrumento del pensamiento que se utiliza para meditar.
Todo el mundo utiliza la forma del círculo como símbolo de la perfección, de la unidad y de la esencia. Muchas personas utilizan los mandalas por sus virtudes terapéuticas que permiten recobrar el equilibrio, el conocimiento de uno mismo, la interpretación de las propias creaciones y la calma interna para poder vivir en paz y en armonía olvidándonos de los problemas. Las formas concéntricas sugieren una idea de perfección, de equidistancia con respecto al centro que ayudan a controlar estados de crisis, ansiedad y desequilibrios.
El mandala recuerda a ciertas figuras que se pueden encontrar en la naturaleza como, por ejemplo, las telas de araña o a esos círculos concéntricos que aparecen en el agua cuando lanzamos una piedra.
Los diseños de los mandalas varían mucho, pero siempre mantienen un centro y una cierta simetría, pintar estructuras ya determinadas nos ayuda a circunscribirnos a un momento preexistente(parecido al de la sociedad en la que vivimos) al que aunque podemos cambiar, si que podemos intentar personalizar para recrear algo que antes no existía.
Los colores que se utilizan para colorear un mandala son una invitación expresa para que miremos dentro de nosotros, para concentrarnos, para abrirnos al presente, a la meditación y a la paz interior.
Una persona que empieza desde el centro hacia el exterior a menudo suele ser equilibrada, segura de sí, precisa, extrovertida y no siente temor a la hora de exponerse. Por el contrario, quien tiene poca confianza en sí mismo y está buscando su propia identidad y camino, tiende a colorear partiendo desde el exterior hacia el interior. Este es el caso de personas inseguras e introvertidas que, al irse trasladando hacia el centro, consiguen estabilidad, fuerza y coraje.
Aunque muchas personas coloreasen un mismo mandala, no habría dos iguales porque cada ser humano es único y diferente.