La astenia primaveral
La llegada de la primavera trae consigo cambios de temperatura, de luz, de alimentación… que puede suponer importantes cambios para el organismo.
Ante esta situación, el organismo reacciona manifestando una sensación de cansancio, agotamiento, somnolencia, falta de motivación, apatía, insomnio e irritabilidad.
Es un trastorno de carácter leve que parece deberse a una mala adaptación del organismo a los cambios que tienen lugar con la entrada de la nueva estación. La astenia o fatiga primaveral afecta a casi el 2% de la población y con mayor incidencia a mujeres de edades comprendidas entre los 35 y 60 años.
La fatiga es una señal del organismo que se manifiesta de esta manera, la necesidad urgente de reposo, por lo que disminuye la actividad corporal y nos sentimos decaídos, con falta de energía, los síntomas van remitiendo conforme el organismo se adapta a la nueva situación. La razón de este decaimiento es una disminución notable de los niveles en sangre de unas sustancias llamadas endorfinas. Las endorfinas, conocidas coloquialmente como hormonas de la felicidad o del bienestar, se producen en el cerebro como repuesta a diversos estímulos y son capaces de retrasar la sensación de cansancio y aumenta el umbral del dolor.
La fatiga primaveral se ve acentuada en personas que padecen cuadros de ansiedad, depresión nerviosa, estrés o están sometidas a un gran esfuerzo físico o emocional. Una alimentación inadecuada también puede conducir a estados de fatiga o potenciar la fatiga ya existente.
No cabe duda que el mejor tratamiento sea la prevención, se aconseja tener un estilo de vida saludable: seguir una dieta equilibrada, respetar los horarios de las comidas, dormir las horas necesarias y hacer ejercicio físico de forma regular. Estos hábitos son fundamentales a la hora de prevenir o combatir este trastorno.
Consejos que pueden ser útiles:
Cuida tu alimentación, procura evitar los llamados azúcares rápidos y opta por los cereales, la fruta y las verduras. Preferencia por los productos integrales. Evitar el exceso de grasas saturadas y colesterol y aumenta la presencia en la dieta de ácidos grasos poli insaturados, como los Omega-3. Disfruta de alimentos de temporada, siempre que sea posible crudos. Modera el consumo de fritos y comidas muy elaboradas. Evita o reduce el consumo de bebidas excitantes.
Hidrátate bien
Respira aire puro
Haz ejercicio
Respeta las horas de sueño
Ríete mucho: ayuda a liberar tensiones, superar las inquietudes, apacigua los nervios y es excelente para el corazón. La risa hace que el cerebro libere endorfinas y el buen humor facilita el transito del estado de vigilia al del sueño.