La Navidad y algo más…
La Navidad es el momento del año que mayor carga afectiva nos proyecta y la intensidad de las emociones es mucho mayor. Para muchos, evoca sentimientos de alegría; y para otros, como en tu caso, es un momento de tristeza y soledad que evoca recuerdos o amarguras del pasado dormidas el resto del año. Pero vivirla de una u otra forma, depende mucho de ti.
Durante estos días la tristeza suele llegar a través de tres hechos muy significativos: la ausencia de los seres queridos, los recuerdos, la soledad.
En esta época, la ausencia de algunos seres queridos ocupa un primer plano. Los familiares fallecidos y los que se encuentran lejos son especialmente recordados. También la ausencia de la pareja: viudedad, separación o divorcio son determinantes para el abatimiento y la depresión.
Respecto a los recuerdos, la Navidad, con su marcado carácter familiar, es capaz de arrancar de los subconscientes sentimientos muy complejos. Revive la felicidad de la infancia, pero también las frustraciones y traumas. Si esos sentimientos vienen acompañados de odio, rencor o culpabilidad, alteran el humor.
Sobre la soledad, es el peor enemigo de muchas personas que en estos días deberían olvidar los conflictos, se sentirían mejor y harían más felices a los demás.
Integrarte en las fiestas te puede animar a cuidar más su aspecto y los pequeños detalles o a preparar una cena con ilusión y sobre todo es un antídoto contra los pensamientos depresivos.
Para alejar esa tristeza, esfuérzate por desterrar cualquier pensamiento negativo que venga a tu cabeza. Para ello, cámbialo de inmediato por otro que evoque la alegría y trae a tu mente tus buenos recuerdos, tus proyectos y tus ilusiones. No es fácil, pero en tus manos está tomar las riendas de tus días. Esta economía de vida te ahorrara algún disgusto y te alimentara la paciencia. FELIZ NAVIDAD.